Hoy leía un comentario en twitter que decía: "el papel ha muerto". Y puede ser, pero me niego a creerlo. Creo que el papel, como soporte, aporta una riqueza y unos matices que veo difícil que otros medios puedan sustituir.
Os pondré un ejemplo. Como mucha gente, casi toda la música la escucho a través del ordenador: en internet, en Spotify... pero de vez en cuando, menos de lo que me gustaría, me compro algún que otro CD. La razón, no sabría bien bien cómo explicarlo, pero creo que hay cosas que necesitamos tenerlas físicamente, porque queremos conectar mejor con ellas o porque, simplemente, ya forman parte de nosotros o queremos hacerlas formar parte. El último que me he comprado es el de Quique González, Daiquiri Blues (os lo recomiendo). Y lo que me ha sorprendido de este disco, a parte de su música, lógicamente, es la innovación en el packaging.
Siempre hay una cosa en los CD's que no me gusta y es que el libreto (donde están las letras, las dedicatorias, etc.) o siempre queda por ahí bailando y resulta molesto o, por el contrario, está tan bien guardado que sacarlo es toda una odisea. En este disco el libreto está pegado al packaging, que es como un libro, de tal manera que abrirlo es fácil, no molesta, y siempre está ahí... una idea, una innovación, genial. Y es papel. Además, hay unas estampaciones en seco que hacen que los discos no se muevan por dentro: siempre quietos, en su sitio... ¡Sí señor!
O sea, que se sigue innovando en papel. Y digo yo que eso será un síntoma de que muerto, muerto del todo, no está.
Pero sobretodo lo que me parece fundamental es que el papel, el packaging, la encuadernación, los acabados... pueden llegar a transmitir perfectamente la esencia de lo que recogen: un libro, un disco, un regalo, etc. Y esto mismo pasa en el disco de Quique González: viendo y palpando el packaging sabrías perfectamente el tipo de música que hay dentro, la esencia del disco, el alma del cantante... parece un milagro, pero no lo es, es simplemente papel.
Comunicar e innovar en papel nos sigue ofreciendo unas ventajas que veo difícil, por el momento, que los nuevos medios y tecnologías puedan igualar. No creo que debamos dar por muerto algo que sigue vivio y, sobretodo, que sigue transmitiendo.
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