Casi todas la campañas de concienciación realizadas por la DGT, y por la inmensa mayoría de organismos internacionales encargados de velar por la seguridad vial, acuden a la sangre, al impacto visual del accidente, o al temor de sus consecuencias. Por decirlo de alguna manera, intentan, a través del miedo, concienciar a la gente. Y no está mal. Es una opción. Pero me sorprendió ver una campaña que dejaba todos estos tópicos de lado y se centraba en otras emociones, a mi gusto, más vinculantes y, por supuesto, mucho más "limpias".
Puede que el consumidor ya haya desarrollado una "capa" que le hace impermeable a esos mensajes atemorizantes. Tal vez es el momento de buscar otras vías para recuperar la efectividad. Tal vez hay otras emociones que pueden llegar, más y mejor, al consumidor. Las cosas se pueden decir de mil maneras ¿Por qué no probar usar otras vías?
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