miércoles, 23 de junio de 2010

E-MO-CIO-NA


El lunes me llevé una grata sorpresa: Decathlon lanzaba su nueva campaña.

No es que sea un fan o comprador asíduo de esa marca, ni nada de eso, no. Simplemente volvían, a mi gusto, a hacer las cosas bien. Decathlon llevaba una temporada con foco en producto, producto y producto. Su estrategia se basaba única y exclusivamente en precio y producto. Eso no está mal, para nada, hay veces en las que esa es una buena estrategia, sobretodo cuando creas innovaciones.

Hasta ahora, el mensaje de la marca francesa era: la tecnicidad (menuda palabreja) no es una cuestión de precio.

En su nueva campaña van un paso más allá y se deciden a tocar la fibra sensible, a emocionar a su consumidor. Y lo hacen de una manera, a mi gusto, excelente. Ya no sólo por el spot, sino por su nuevo posicionamiento: Patrocinador de la ilusión por el deporte... simplemente genial. Unen deporte e ilusión y se nombran patrocinadores, impulsores... los que lo hacen posible.



Hasta su campaña de rebajas trabaja ese mensaje: no sólo bajan los precios, no. Bajan los precios para fomentar la práctica del deporte, para hacerlo accesible al mayor número de personas, etc.

Si una marca quiere establecer puentes con su consumidor, en algún momento del camino, deberá dejar de lado el precio y el producto, y tocar su corazón, emocionarle... porque la emoción es lo que nos une, nos vincula y nos hace, ya no tener esa marca, sino ser de una marca.

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