Alguna que otra vez he hablado sobre el naming, y lo importante que es tanto para la marca como para el cliente o consumidor.
Un naming erróneo puede desprestigiar una marca, puede desposicionar un producto o puede ser como una broma de mal gusto (me viene a la cabeza el Audi Q3).
El arte del naming, porque es tanto una ciencia como un arte, consiste en encontrar el equilibrio entre los valores de marca, los de la submarca, y el atractivo para el consumidor y, por supuesto, para el comprador/prescriptor (o como queramos llamarlo). Tender únicamente hacia uno de estos puntos puede comportar un serio fracaso.
A principios de semana, descubrí un naming que, sinceramente, me llamó la atención: me pareció divertido, e incluso me estuve riendo un buen rato; pero pasado un rato me di cuenta de que como posible prescriptor o comprador me echa bastante hacia atrás... Con todos ustedes la CACHOBARRA
¿Qué te parece?
Por cierto, wellcome back a todo@s
2 comentarios:
Yo pienso que Risto tiene razón: "si lo que dices no incomoda a la mitad de tu audiencia es que no estás diciendo nada".
Trasladado a la "Cachobarra", algo tienes que hacer para que se te vea en el lineal. Aunque incomodes a algunos. Es divertido, desenfadado, para niños. A mi me parece un soplo de aire fresco entre tanto anglicismo....
Es divertido, desenfadado y efectivamente a los niños les puede llamar la atención (aunque tampoco creo que mucho). Además, me parece un genial ejercicio de espeñolización. Pero creo que para quien compra en el supermercado no es algo acertado...
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